Tenemos un Padre en el Cielo.
Eso es lo que nos Reveló Jesucristo, quien siempre habló de
su Padre que está en el Cielo el cual, según Jesús, también es nuestro Padre.
Debemos honrar a Dios por habernos traído a la existencia,
quién también modeló el Universo Co-Eterno con Él para hacernos un lugar donde
habitar.
Dios no nos puso en este Mundo hostil en el que nos
encontramos ahora, éste se deterioró por causa del pecado del Hombre en contra
de la Voluntad divina.
Al principio, en el Edén, no había muerte, ni enfermedades
ni catástrofes naturales que pudieran perturbarnos. Toda esa hostilidad para el
Hombre vino luego de la entrada del pecado en el Mundo, Dios dejó que nuestro
Mundo (diseñado para nosotros) se deteriorara junto con la condición espiritual
del Hombre casi siempre inclinada a hacer el mal.
Dios promete una vida eterna en un lugar llamado Cielo luego
de la muerte de nuestros cuerpos para las almas de los hombres que viven una
vida conforme a su Ley Moral que se expresa en el Camino trazado por Jesucristo.
En el Cielo, no hay llanto ni clamor ni dolor ni sufrimiento
alguno. Allí seremos como los ángeles de Dios, tendremos un cuerpo espiritual.
Esta es verdaderamente una buena noticia.
Pero también hay una mala noticia, para las personas que
viven toda su vida apartadas de Dios, negándolo y violando su Ley Moral, no hay
vida eterna en el Cielo sino que dejarán de existir luego de la muerte de sus cuerpos
en la Tierra. La Biblia habla de una eterna obscuridad total para los que se
pierden. Dios nos libre, la vida no es un juego.
Maximiliano Castagnino.